Sunday, April 25, 2010

EL PODER EN EL “PARAÍSO” DE LOS TRABAJADORES



Este domingo 25 de abril del 2010 fue el señalado para las elecciones parciales en Cuba. Un cable de la agencia EFE, aunque menciona la esperada marcha de las Damas de blanco, la inmolación de Zapata Tamayo y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, ofrece una visión demasiado idílica del proceso electoral cubano.


El gobernante Partido Comunista (PCC, único) no postula candidatos, pero supervisa todo el proceso y asegura, con su influencia y el voto de sus militantes, que no sea electo ningún opositor a la revolución.


Las autoridades, que defienden el sistema electoral cubano como el más democrático del mundo y sin millonarias campañas, reportan una asistencia a las urnas de más del 95%, que destacan como una "victoria de la revolución'' en la isla comunista, de 11,2 millones de habitantes.


El sistema electoral, vigente desde 1976, prevé que los candidatos a delegados municipales (concejales) sean propuestos por asambleas de vecinos a mano alzada.


(http://www.elnuevoherald.com/2010/04/23/703194/cuba-llama-a-responder-campana.html#ixzz0m8XPjK7C)


Esta nota de la agencia española EFE parece salida directamente de "el Estado y la Revolución" de Vladimir Ilich Lenin.


Las elecciones de este domingo 25 de abril no se corresponden con el cronograma electoral establecido por la Constitución de 1976. Según esta, copia tropicalizada de la Constitución de la URSS, las elecciones en Cuba se deberían realizar cada dos años y medio. Esta norma se siguió religiosamente en Cuba hasta el 2003. Sin embargo, las elecciones del 2006 nunca se celebraron.


En 2006, sobreviene la "secreta" enfermedad que sacó oficialmente a Fidel Castro de la escena política. La incertidumbre se extenderá sobre la Isla y se desarticulará completamente la agenda política. Las elecciones programadas para ese año, aunque parciales, se obviarán. Nadie protestará ni se atreverá a mencionar este hecho.


No será hasta enero del 2008 que se reiniciarán las elecciones en Cuba ya fuera del cronograma constitucional para legitimar el "traspaso" de poderes de Fidel Castro a su hermanito Raúl.


A pesar de que la URSS desapareció hace casi 20 años, el sistema de gobierno creado por Lenin y "perfeccionado" por Joseph Stalin persiste en Cuba. Lo sorprendente es que Fidel Castro lo haya mantenido aún cuando haya constituido una vergonzosa imposición del Kremlin convoyada por una humillación personal al propio Comandante en Jefe. Este debe haber descubierto una gran utilidad propagandística y organizativa en el mismo para no haberlo desarticulado una vez que sus espónsores desaparecieron de la faz de la tierra en 1991.


Como decíamos en el comentario anterior, a su regresó de su Canossa moscovita en enero de 1972, Fidel Castro se presentó contrito en TV para "informar" al pueblo acerca de los nuevos acuerdos económicos entre Cuba y la URSS. En esta intervención, detalló los millonarios empréstitos y el cronograma de pagos que se extendía por un plazo de 25 años. Por primera vez en su vida, Castro se comprometía públicamente a cumplir con los compromisos económicos con un acreedor. Durante toda su carrera política, Castro le había robado dinero de todo el mundo a cambio de promesas jamás cumplidas. Sin embargo, en aquel enero de 1972, todo parecía haber cambiado.


Lo que no anunciará Fidel Castro al pueblo en aquella ya olvidada comparecencia televisiva de enero de 1972 fue que la URSS le había otorgado tales empréstitos a cambio de que, muy a su pesar, impusiera en Cuba una organización económica, política e ideológica semejante a la de la Unión Soviética. Ello significaba la subordinación absoluta del gobierno de Cuba a los designios del Kremlin, algo tan alejado del espíritu irrestricto y delincuencial de Fidel Castro.


A partir de su intervención televisiva a su regreso de la URSS en enero de 1972, Fidel Castro comenzará la tarea de darle la apariencia de organización a un país destruido por la arbitrariedad, el caos y la anarquía durante los 13 años de su desgobierno. Su primer acto fue convocar el XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba en 1973. Ello sorprendió a muchos ya que los sindicatos, junto a la mayoría de las organizaciones que existían en Cuba, habían sido abolidos en la nefasta "Ofensiva Revolucionaria" de 1968.


Tras más de un decenio de carencias y restricciones, el XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) levantó enormes expectativas entre la población en cuanto a la mejoramiento de condiciones de vida y de la restauración de ciertas libertades económicas y sociales.


La gran revelación del XIII Congreso obrero fue la actitud de Lázaro Peña, antiguo secretario general de la CTC hasta su disolución en 1968.


Lázaro Peña, dirigente comunista y sindical desde la década de los años 30, fue uno de aquellos que, junto a Blas Roca, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, le entregaron en 1962 el Partido Socialista Popular (seudónimo del partido comunista cubano, fundado en 1925 y afiliado al COMINTERN estalinista) a Fidel Castro, que nunca había sido comunista. A los ojos de muchos "pericos viejos" (sobrenombre dado en Cuba a los antiguos militantes del PSP), esto era un pecado capital ya que ello debía haberse aprobado en un Congreso del partido previo, según los estrictos estatutos de este. Finalmente, la mayoría de los viejos comunistas descontentos fueron "depurados" durante la "lucha contra el sectarismo" y la "microfracción", entre 1962 y 1968, junto a muchos integrantes del 26 de julio, del Directorio revolucionario y el Partido Ortodoxo. Aquellos fueron algunos de los procesos de "purificación" de las filas revolucionarias, que llevaron a Fidel Castro al poder absoluto y a los disconformes entre las filas revolucionarias a la cárcel, el exilio y a la muerte.


En el Congreso obrero, Lázaro Peña, para sorpresa general, se enfrentará inusitadamente a Castro. En sus discursos, Peña demandó mayores beneficios para los trabajadores y una mayor participación del movimiento obrero y sus sindicatos en la gestión estatal.


Las demandas de Lázaro Peña eran harto incómodas para Fidel Castro, quien no podía tomar medidas contra su "camarada" por la ascendencia del mismo ante Moscú. Castro sólo pudo responder tangencialmente las propuestas del dirigente obrero, las que fueron totalmente ignoradas en las declaraciones finales del Congreso bajo la presión del Comandante en Jefe.


En un final, la "suerte", como siempre, acompañará a Fidel Castro.


Pocos meses después del Congreso obrero, un cáncer demasiado fulminante terminará con la vida de Lázaro Peña. Castro tomará rápidamente las riendas de la incómoda Central de los Trabajadores de Cuba, feudo del difunto. Para sustituirlo, el Comandante en Jefe escogerá a uno de sus más fieles y anodinos sirvientes llamado Pedro Ross Leal. Este será durante decenios un perro guardián ante el movimiento obrero, asegurando la "fidelidad" absoluta de los sindicatos al Comandante en Jefe.


Como todos los eventos en Cuba, el XIII Congreso de la CTC no representó ningún beneficio para los trabajadores ni la población. Todo lo contrario, fue sólo una excusa para eliminar las pocas dádivas que le había otorgado el gobierno de Fidel Castro a los trabajadores para motivarlos a defender la revolución con las armas, aceptar todas las medidas de totalización y austeridad, y realizar el esfuerzo ingente de la zafra de los 10 millones.


A partir del XIII Congreso de la CTC, los sindicatos en Cuba se transformaron en un instrumento de control y represión más sobre toda la fuerza laboral de la Isla. En los próximos 20 años, se prohibirá toda actividad laboral fuera de las instituciones del estado, así como todo acto de protesta o de demanda de los derechos de los trabajadores.


El paraíso y el "poder" de los obreros pasa, en definitiva, por su esclavización total.

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