Sunday, March 28, 2010

NADIE QUIERE ESCUCHAR







Esta semana, decenas de miles de cubanos marcharon por Miami, la mayor ciudad de la Florida, EE. UU. En La Habana, la ruinosa capital de Cuba, un grupo de mujeres que ya se identifican como las Damas de blanco habían recorrido las calles con flores en las manos. Con valentía extraordinaria, han soportado el castigo de las turbas represoras de la dictadura de los hermanos Castro. Estas, ni se preocuparon en cubrir sus uniformes con ropas de civil, como han acostumbrado por décadas. Las damas protestaban pacíficamente, por sus familiares, presos en las cárceles de Cuba. Uno de ellos, Zapata Tamayo, se había inmolado en una huelga de hambre para dar a conocer las terribles condiciones de vida de las prisiones medievales castristas.
Lo peor de la situación cubana es el ostracismo al cual está sometido el pueblo cubano, no sólo en la Isla sino, incluso, su enorme migración. He revisado las grandes cadenas informativas, CNN, ABC, Fox, la BBC, etc., así como los grandes rotativos como el New York Times, el Washington Post, la revista The Economist y Times. Nada, pequeñas menciones a uno que otro acontecimiento relacionado con Cuba. El reportaje de la CNN sobre las Damas de blanco fue opacado por otro sobre los automóviles de la década de los 50 en La Habana como grandes atracciones turísticas. Simplemente, la cobertura periodística al adulterio de Jessy James, el esposo de Sandra Bullock, ha opacado, no ya la tragedia cubana, sino la de Haití, Chile y el Congo juntas.
A nadie le importa la situación de Cuba, tanto de los habitantes de la Isla como del exilio. Quizá, sólo a algunas pocas cadenas de televisión y periódicos dominados por los cubanos en el sur de la Florida. Los medios latinoamericanos, con pocas y honrosas excepciones, alaban mayormente al gobierno de Fidel Castro por su oposición a los Estados Unidos. En general, poco les importa el sufrimiento de los cubanos. Hace pocos días, preguntado sobre la muerte de Zapata Tamayo, el presidente de Brasil, Ignacio “Lula” da Silva –una de las personalidades más destacadas del continente-, lo calificó de vulgar delincuente. Los gobiernos europeos han mantenido su lejanía a la dictadura de los Castro pero la opinión pública, dominada aún por la retórica de la generación del 68, persiste en su admiración por estos. En los círculos académicos norteamericanos, mayormente baby boomers, predomina la admiración a la revolución castrista alimentada por los mitos de la contracultura.
No podemos dejar de luchar por liberar a Cuba de la dictadura más longeva del hemisferio e implantar la democracia y el estado de derecho en la Isla. No hay otra opción. Sin embargo, mientras que la oposición a los Castros no trascienda a los medios internacionales y se levante una ola de opinión mundial contra estos, estaremos muy lejos de lograr nuestros propósitos.

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